17 enero 2006

"Trilogía"

Mi Norte

Porque apareciste en el momento preciso, cuando me ahogaba,
cuando más necesitaba una Cruz del Sur para orientarme.
Porque has sabido manejar los hilos de esta naufraga marioneta
hasta conseguir que cobre vida propia.
Porque ahora te siento parte de mi.


¿Inconfesable atracción?

Deseo, obsesión, curiosidad....
Siento tu mirada caliente cuando camino junto a ti.
Mirada que me desnuda, que me ansía, que escudriña cada rincón para encontrarme.
Y ambos sabemos que no es nuestro momento, pero ¿Quién pone las normas? ¿Nosotros? Tu decides
.

Tres amigos?

Mientras duermes plácidamente a mi lado con el sabor dulce del último orgasmo,
pienso en aquella extraña tarde de otoño. Comenzó con un encuentro tranquilo
de tres amigos que no hacía vaticinar el sorprendente final de aquella noche.
El planteamiento fue fácil, alguien lanzó la moneda al aire....¿Y ahora qué?
Tres copas de vino y una decisión...siempre fui cobarde!


Una mujer con sombrero

"Escrito veganiano"

El mar para mi pesona es pura devoción.
Principio vida para algunos,
y ocaso incluso para el mítico Ra.

Criado desde mi lejana infancia en sus orillas,
sueño de mayor confundirme con él,
sentirme bajo el influjo benéfico del oceano,
perderme en el baiben de sus olas,
sentir el roce de sus aguas en mi curtida tez.

Cierto es que la edad no perdona, pero el estar cerca
del mar, es sintoma de juventud eterna y deleite.
El sumergirme en sus aguas, en mis aguas,
es como estar en mi primer líquido placentereo,
retroceder y perderme en el túnel del tiempo.

Como dije antes y para finalizar,
el mar es pura devoción,
símbolo de grandeza y de inmensidad.

laesenciadelonatural

13 enero 2006

"La torre y el mercado"

Lejos, muy lejos, desde atalaya de enfermo o desde palacio al zoco los veo comerciar tumultuosos con diminutos relojes de arena. Al faro, con fuerte olor a mar y azul, llegan los hirientes colores que empequeñecidos tientan en racimos maduros. La sal cubre mi cuerpo y lo protege de brotar y respirar. Miro desde el catalejo la marea de este mercado y envidio cada semilla que los jardineros compran.

La torre es segura, azul, acolchada, sabia... pero el mercado...¡si pudierais ver el mercado!! Imposibles vericuetos con gentes en ríos como hormigas inconscientes de su pleno papel de cotidianeidad. Los sentidos casi duelen de tanto olor, de tanto color, de tantos gritos y hasta un encantador de serpientes con su flauta suave. Tanto, que la sangre se pierde y estalla agolpada en cualquier rincón sin viento de las venas. Todo es tan real que puedes ver cómo los pescados se pudren al final del día y destilar una pestilente sidra goteando de los cestos de las frutas.

Vuelves con los pies sucios y las manos pintadas con flores a trepar a gatas por la escalera de caracol hasta arriba de la torre. Subes sin mirarte, sin pararte, hasta descansar sobre la limpísima colcha azul, porque ya no puedes más. Aprendes a zurcir y repasar cada sabor de higo morado como otra boca, el picor del sol sobre la cara, el bálsamo de los gusanos de seda, la espiral de los ojos de la serpiente, los gritos de las vendedoras y el secreto del hombre que pide limosna.
Orlando

12 enero 2006

"Sexo vegetal"

"Joven Adso"

02 enero 2006

Oda illumninalucinatoria I: sobre el origen

(verso libre)
I. Júpiter (figuras y silencios)
Es cierto. Todos poseen un Júpiter, quiero decir, les guarda y atesoran un Zeus, un Jove,...
Pero aquí, en este instante mío, plano de tiempo sobre tiempo extendido, trivalente,
Júpiter no existe, no es, no está, y además llegará tarde.
Júpiter anda, comprendo ya, buscando música en el mar, gritando calle abajo para hacer
saltar agua a los sembrados, hundiendo una mano en cada fuente, alzando en hombros a los girasoles para hacer rotar el horizonte: antiguos mitos.
Quizás llegue, ha de llegar cuando amainen las calendas, los milagros, quizás llegue, pero será tarde.

Aquí en este tiempo superpuesto, dónde fantasear y evocar provocan idéntica inquietud, la luz da al silencio algo que nunca tuvo: densidad,
la alucinación hace testimonio con el solemne tacto de mis dedos en el espacio,
es el espacio mismo.
Solemnidad y silencio la quietud de mis dedos.
Aquí, ahora o ayer, silencio y compañía son la misma cosa:
Luz que ocupa el hueco de las voces, alucinación;
Silencio y compañía: Júpiter y espacio, luz y vida.

El cetro de cristal torna ya a figura de caracola que reposa al pie de las ruinas.
La lámpara que envuelve al silencio, al espacio, cabalga hacia la corte celestial.
Juno duerme, se desvae, desaparece, la disuelve el rayo en polvo de estrellas, se hace ornato para la feria de junio.
Hundo, ahora, palabras en la blandura, las mullo alrededor del sofá, yo las hablo, pero no soy yo quien las escucha, las captura un silencio creado en otro tiempo, inventado ahora, dilatado.
Si acaso llegaran notas del mar, una corona oxidada que golpee a la ruina en un sonido que comprendiese, que me estremeciera, si acaso supiera que llegó al mar. Silencio.

Pero para Júpiter este tiempo no es el suyo.
Moldeo otro tiempo que no conozco, lo hidrato para que se cree de nuevo, lo figuro, lo quemo, lo hago justo, legítimo, para que nade, para escucharme.
Si fuese el silencio el que se diluyera, si quedara mudo, si la luz fuese fuego que calcine al espacio, si irradiara, si el tiempo encogiese en un abrazo, un mimo, una caricia,...
Pero desisto, me hago sueño, por que Júpiter no está, no es, no existe, y no fue y además, para mi tiempo, llegará tarde.


D. Quijote Trasterrado